"El éxito, como la felicidad, es el efecto secundario inesperado de la dedicación personal a una causa mayor que uno mismo"
Viktor Frankl
Estas preguntas son muy habituales en esta sociedad en la que vivimos ¿Cómo puedo alcanzar el éxito en mi empresa, mi relación de pareja, mi familia, en el deporte que practico? ¿Cómo puedo emprender con éxito? Esa sed insaciable, ese deseo por alcanzar nuevas metas, ese anhelo por querer siempre más, como si viviéramos inmersos en la película de American Psycho. Toda esta búsqueda sin sentido de éxito en apariencia lo único a lo que conduce es a una sobreexposición desmedida al estrés, lo que provoca el empeoramiento de la salud y la calidad de vida. Aquí entran dos conceptos importantes:
Imitamos a quien admiramos. ¿Cuáles son los ejemplos a seguir hoy en día?
A diario vemos cientos de ejemplos de “éxito” en todas las Redes Sociales: influencers que suben posts e historias a Instagram y otras Redes Sociales, mostrando todas sus posesiones materiales, haciendo ostentaciones de grandes lujos de viaje en hoteles paradisiacos 5 estrellas, queriendo demostrar que viven vidas de ensueño.
Partiendo de la base de que la labor de un influencer es influir, es muy claro el tipo de influencias que estamos recibiendo. Estos personajes son solamente un producto de la sociedad en la que vivimos. Ellos se han convertido en ejemplos a seguir por muchas personas, ya no solamente el público joven, pero lo que pocos conocen es la realidad que hay detrás de todo eso.
Como dijo Antoine de Saint-Exupéry en su novela de El Principito: “Lo esencial es invisible a los ojos”. Lo importante no es la imagen que muestran, sino cómo se sienten cuando no están delante de la cámara, pues por todos es conocida la frase “Nadie es tan guapo como en su foto de Instagram, ni tan feo como su foto del DNI”.
Detrás de cada muestra forzada de felicidad, éxito y ostentación, se muestra un movimiento compensatorio del ego que solamente trata de ocultar justamente lo contrario, es decir, tristeza y fracaso interno.
Y tú, ¿Crees que también estás tratando de compensar? Nos empeñamos en tener cada vez más: un coche más grande, una moto más grande, una casa más grande, un puesto de trabajo más alto más dinero en la cuenta del banco, ir a restaurantes cada vez más caros, viajes cada vez más lejanos…pero, cuando apagamos la televisión cada noche, notamos una extraña sensación de vacío.
“Si cada día tengo más, ¿Por qué no me siento feliz? ¿Qué me está pasando?”
Tranquilo/a, no estás sol@, eso nos pasa a todos. Es uno de los efectos secundarios de un ego descontrolado. El ego es envidioso y quiere lo que no tiene, el ego quiere todo lo que ve que tienen estos influencers, pero no te alarmes, esto tiene solución.
Según la cultura capitalista moderna, el éxito es vivir esta carrera de la rata (o burro tras la zanahoria), en la que cada trabajador se esfuerza y se esfuerza y jamás avanza de posición pero, para ti, ¿Qué es realmente el éxito? ¿Es una casa, un coche, una moto, un puesto de trabajo de jefe, un novio o una novia, una foto en una playa paradisiaca para subirla a Instagram, es lo que has visto en las películas, es lo que te ha dicho tu familia desde pequeño? ¿Acaso todo esto te haría feliz realmente o solamente se trataría de parches para llenar esos espacios internos vacíos?
Yo he estado muchos años encerrado en esa carrera de la rata, enclaustrado en mi propia cárcel mental, preso de mis propias creencias limitantes, llenando mis espacios vacíos con pertenencias y experiencias vacías.
Tuve que ser capaz de mirarme al espejo y darme cuenta de que lo que veía no era mi esencia, tuve que darme cuenta de que solamente estaba viendo reflejada mi máscara, la máscara que se había creado mi propio ego en su misión de sobrevivir a las situaciones vividas desde la infancia.
La máscara es tan buena que te hace creer que, cuando te miras al espejo, estás viendo tu esencia. No obstante, quiero dejar muy claro que el ego no es malo, el ego es necesario para sobrevivir, pero un ego no funcional es el que nos impide vivir una vida plena y feliz. Haciendo una metáfora:
Las dificultades vienen cuando dejas al ego al volante de tu vehículo, porque empiezas a recorrer un camino equivocado del éxito.
Entonces, ¿Te has planteado alguna vez para qué haces lo que haces? ¿Qué emoción estás tratando de sentir? Plantéatelo desde el corazón. Yo lo sé porque yo también he estado ahí. He tratado de llenar mis espacios vacíos con bienes materiales, experiencias, relaciones de pareja que eran relaciones de ego a ego…y ese no es el destino, solamente es un camino para ser capaz de sanar tu herida. El camino de la sanación pasa por no resguardarte en esos parches que nos regala la sociedad, sino lanzarse a arrojar luz a tus zonas oscuras. Donde hay oscuridad, hay un gran potencial de brillar. Donde ahora hay luz, antes hubo sombras.
El verdadero éxito es vivir la vida con amor incondicional, dar sin esperar recibir nada a cambio, porque lo único con lo que te quedas es con lo que entregas. Vivir con serenidad y paz mental. El verdadero éxito está dentro de ti.
No te voy a decir lo que tienes o no que hacer, no voy a juzgar lo que hagas o dejes de hacer, no quiero darte el pez para alimentarte, quiero enseñarte a construir tu propia caña para que puedas pescar tus propios peces, porque lo importante no es conseguir un pez u otro, lo importante…
Atrévete a mirar dentro de ti, ¿Qué es verdaderamente el éxito para ti? ¿Para qué estás haciendo lo que estás haciendo? Lo importante no es lo que se hace, sino desde dónde se hace. No juzgues tus actos, juzga la actitud con la que realizas cada acto. Mira en lo más profundo de tu herida. Duele, pero sana.
En conclusión, la verdadera clave del éxito consiste en el ser, no en el tener ni el hacer, consiste en ser desde la abundancia y no desde la escasez, consiste en ser desde la esencia y no desde la máscara del ego.