La primera triada, compuesta por los eneatipos 9, 2 y 7, está marcada por el optimismo.

Estos eneatipos encarnan una visión positiva de la vida y buscan verlo todo de color rosita en cada experiencia.

El eneatipo 9, conocido como «El Pacificador» o «El Mediador», se caracteriza por su deseo de mantener la armonía y evitar los conflictos. Los individuos de este eneatipo buscan la paz interior y exterior, y suelen ser personas amigables, conciliadoras y empáticas.

El eneatipo 2, llamado «El Ayudador» o «El Servicial», se destaca por su naturaleza generosa y su deseo de cuidar y apoyar a los demás. Estas personas son compasivas, atentas y siempre están dispuestas a brindar su ayuda. El eneatipo 2 encuentra satisfacción en satisfacer las necesidades de los demás y ser reconocido por su servicio.

El eneatipo 7, conocido como «El Entusiasta» o «El Epicúreo», es un amante de la diversión y la espontaneidad. Estas personas son energéticas, optimistas y creativas, y buscan constantemente experiencias nuevas y emocionantes. El eneatipo 7 tiende a evitar el dolor y el aburrimiento, buscando la gratificación y la alegría en todo momento.

Se trata de eneatipos que, de forma automática e inconsciente, tienden a mantener el buen humor ante los problemas. Tienen la idea de que tarde o temprano se solucionarán por intervención divina, por lo que no merece la pena preocuparse por nada.

El lado sombra de esto es que normalmente suele generar más problemas de los que arregla, ya que hay muchos conflictos que no se resuelven por sí mismos y en ocasiones estos eneatipos tienden al abandono (de sí mismos y de los demás).

Estos tres eneatipos desarrollan una clara tendencia a ver siempre el vaso medio lleno. ¿Bueno o malo? 

Pues como todo en esta vida, depende.