La Triada Visceral Del Eneagrama. 4 Tips

La triada visceral del Eneagrama de la personalidad

El Eneagrama está dividido en tres triadas o conglomerados, formado cada uno por tres eneatipos. El punto en común de cada triada son los centros desde donde nace su necesidad más básica, donde el ego activa más sus defensas y que nos origina una mayor fuente de desequilibrio. 

Vamos a ver la Triada Visceral del Eneagrama, también denominada como Triada Instintiva del Eneagrama, formada por el eneatipo 8, el eneatipo 9 y el eneatipo 1.

Necesidad básica y sentimiento de crisis

La necesidad básica de la triada visceral es conseguir mantener su sentimiento interno del “yo”. Necesita fervientemente autoafirmarse, mantener su territorio interno bien delimitado del exterior. 

Lo que les mueve les emana de lo más profundo del estómago. Son los menos dubitativos, pues están bien conectados consigo mismos y su intuición visceral. 

El sentimiento de crisis de la triada visceral es el de la ira, sufriendo incontrolables ataques cuando no son capaces de controlar la energía que les nace de su interior. 

Su foco parte de lo más instintivo. Es enérgica y su visión cognitiva es más polarizada, no existen la escala de grises, todo es blanco o negro, «estás conmigo o contra mí» (esto sucede principalmente en los eneatipos 8 y 1, no tanto en el 9, que lo enfocará como «respetas mi tranquilidad o me la quitas»).

Necesidad básica y sentimiento de crisis. Preguntas de la triada visceral

¿Quién soy yo, quién eres tú y cómo estamos posicionados en la relación? ¿Qué espacio es mío y qué espacio es tuyo y dónde ponemos los límites? 

Otras características de la triada instintiva o visceral del Eneagrama

  • Si sienten que alguien está invadiendo su espacio propio, no dudarán un segundo en defenderlo a capa y espada, cada uno a su modo. 
  • Sufren graves problemas de autocontrol. Cuando les empieza a subir la energía desde el estómago ya no hay quien los pare. De nuevo, cada uno actuará a su modo, bien sea con agresividad hacia el exterior, como los eneatipos 1 y 8, o de forma pasivo agresiva hacia el interior, como el eneatipo 9.

  • Los eneatipos de la triada visceral tienen una imperiosa necesidad de mantener el control de las personas y las situaciones, de conservar su autonomía y de mantener su espacio. 
  • Sienten impulsos vitales que les llevan a pasar a la acción.
  • Tienen una gran corporalidad, desprendiendo una energía corpórea diferente al resto de triadas. 
  • Una excelente herramienta para poder trabajar la incontrolabilidad visceral es la Morfopsicología, pues aporta el enfoque correcto para conocer los puntos perfectibles y las mayores potencialidades de la persona. Hace una combinación súper complementaria con el Eneagrama.

Eneatipos de la triada visceral: eneatipo 8, eneatipo 9 y eneatipo 1

La triada visceral está formada por el eneatipo 8, el eneatipo 9 y el eneatipo 1. Cada uno se relaciona de una forma diferente con la estrategia visceral: 

Eneatipo 8: la híper desarrolla. Es el más agresivo y contundente de todos los eneatipos. Su forma de conservar su autonomía y su espacio es tomando el mando y ejerciendo presión sobre todo y sobre todos. 

Eneatipo 9: la bloquea. Es el anti visceral. Bloquea su energía visceral consiguiendo el efecto contrario al de su triada: anula sus propios impulsos y se funde con el entorno y con los demás, lo que le frustrará y causará ira posteriormente.

Eneatipo 1: la desvía. En vez de lanzar la ira hacia fuera como hace el eneatipo 8, se lanza la ira hacía sí mismo, actuando como su propio juez y criticándose duramente. Es tan exigente con los demás porque lo es aún más consigo mismo. 

Triada Visceral: 4 Tips para el crecimiento

  1. Trabajar el autocontrol, utilizando técnicas o herramientas como el yoga, la meditación, artes marciales orientales como el Chi Kung, orientadas a controlar toda la energía interna. 
  2. Usar más la cabeza y el corazón antes de actuar impulsivamente. Hacerlo de forma más empática.
  3. Combinar la terrenalidad visceral con la espiritualidad inmaterial
  4. Educar la espontaneidad afectiva y enfocarla a hacerlo desde el cariño y no desde el buscar causar un efecto de control en el entorno ni las personas que le rodean. 

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